jueves, 23 de julio de 2015

Salah

SALAH[1]

He imaginado cientos de veces tu llegada mientras contemplo los verdes campos de la mañana. Sentada en silencio permanezco desde tu último beso de despedida, sin saber que aquel fue el último ¡qué fácil salen los besos de llegada y qué arduos los del adiós!, sobre todo los más feroces son los del adiós que no se dan. Sólo me acompañan algunas hormigas que aferradas a su alimento, cruzan, torpemente por su peso, la piedra en la que me hallo sentada esperando tu regreso un día más. 

Con la misma carga que llevan, más grande que su propio cuerpo, así atravesé Europa hasta llegar al país que me dio la vida, mi tierra: Marruecos. Mientras miro las montañas y cierro los ojos con lágrimas, el horizonte se vuelve como lomos de camello. Es cierto que mi peso era más psíquico que otra cosa y sigue siendo más grande que yo. Tenía que huir si no quería ser una víctima más de la violencia callejera y del racismo. Amanecía y dormía con esa palabra: racismo-racismo. Se esculpía en mi mente, todo fue en mi contra, creía o no lo creía, el mundo empezaba a odiarme, era diferente en una tierra de conflictos sin sentido y difícil solución, los rebeldes luchaban por luchar sin una causa que lo justificara, autobuses prendidos, cabinas, escaparates, cajeros... todo ardía de rabia a no sé qué. El Corán me delataba, era mi forma de vida y mi causa de muerte de permanecer allí por más tiempo. Sólo pensaba en huir, escapar, alejarme de los rebeldes, Allah se olvidó de mí.

De pronto diez años eran todo mi equipaje, pero cómo se mete la ternura en un bolso, cartas, pañuelos, dónde se quedaba la persona que me ayudó, cómo se quedaría sin decirle ni tan siquiera adiós. Cómo cerrar el bolso cuando, en realidad, lo único que quería conservar, de todo este mundo, no cabría en él, se fundieron dos guerras, una externa y otra interna, una peligrosa y cruenta, la otra sin derramar sangre me hacía sufrir más. 

Conforme hacía el equipaje veía que todo estaba de más, dejaba lo más importante de mi vida y cuando tienes que huir porque la violencia la oyes desde tu casa nada te pertenece más que la vida. Dejé absolutamente todo, la furia hizo que lo destrozara y lo arrojara por el suelo, no me importaba morir allí mismo, deseaba mi muerte antes que enfrentarme a los grupos que cada vez se oían más cerca, aferrada a la nada corría sin destino, sólo Allah lo sabía y él me guiaba. 

Tantos años han pasado como los que estuve en Europa, ahora mientras contemplo las verdes montañas veo que fue el mismo averno salir con vida que vivir sin él. La vida puede llegar a ser peor que la muerte, sólo me queda para morir vivir un día más, estoy muriéndome con vida. 

En uno de los Hadiz, palabra del profeta, del Profeta Muhammad, se lee, que Dios es más tierno y benevolente que una madre con su hijo, yo fui expulsada de esta benevolencia sin darme una razón. Desde las alturas sólo me queda gritar: ¡Labbaika Allahoma, Labbaika![2]


[1] Oración ritual 
[2] Heme aquí. Oh Dios mío, heme aquí. 

Amar y olvidar

Pasamos momentos tan agradables que no queremos recordarlos para que no nos hagan daño. Queremos amar y olvidar, dar cada uno su corazón a su forma, pero amar y olvidar no es posible cuando se ama de verdad. Cada momento está cargado de algo mágico, es único porque contiene algo distinto al pasado. 
Soy un soplo de aire que no sabe dónde va, me dejo caer como la hoja muerta del otoño, sin medir distancias y sin amortiguar la caída, pero lo importante es desprenderse por un momento de la rama, ser hoja libre. 
Quisiera saber controlar mis sentimientos, pero no puedo, se resisten a mí, poseen la energía del amante delirante, ¡son tan fuertes e indomables! 
Qué poeta dijo que el placer es corto, “ cuán presto se va el placer...” el placer que nos rodea a veces es tan simple como un aire suave que nos acaricia y nos roza sin frío ni calor. Las charlas son muchas, las miradas escasean, las tibias caricias nos derriten para prolongar el momento fértil. 
Siempre ha sido ley de vida que lo escaso siempre superó a lo abundante, un encuentro inesperado donde nada está previsto con la persona a quién deseas es más excitante que pasar horas muertas en una compañía que poco a poco se va envileciendo, prolongar lo que no se puede es vicio. 
Desde hoy cambiaré mi mirada, la dirigiré a todo aquello que dure poco o bien sea escaso, porque, en realidad, lo que verdaderamente vale es lo que no cuesta, una compañía, una visita, una carta o un poema en su justo momento para dar ánimos, de esta forma, centrándonos en lo que dura apenas no más de un chasquido conseguimos más gozo y menos pérdida de tiempo. 
El recuerdo de una noche me inunda desde hace años, es la reminiscencia de una mano leve y torpe en tocar mi cuerpo, mi índice en sus labios impidió aquel beso que no llegó, pero que sin darlo ya contaba con él. 

Zahorí

Era verano, hacía demasiada calor y todo podía llegar a confundirse, a mezclarse unas ideas con otras como el alquitrán cuando se mezcla con guijarros y llegan a formar algo duro y compacto y de difícil separación. 
Recibí una carta de un remitente casi olvidado, mi mente empezó de nuevo a desarrollar longevas ideas; los sentimientos perdidos establecieron viejos trazos y como células cancerígenas empezaron a regenerarse rápidamente, todo fue posible, se mezcló bueno con malo, hasta el punto de no saber discernir unos de otros. No esperaba nada, en otro tiempo fueron heridas mis entrañas y nada deseaba de esa persona, nada podía esperar, le tenía todo calafateado para que no pudiera acceder a mi interior y hundirme de nuevo como un barco. 
Aquel día estaba abatida por cosas comunes y exorbitantes, paseábamos por el parque y me notaste triste, con la voz más seria del mundo y tu mano en el talle preguntaste: qué me pasaba. Cuando son muchas las preocupaciones siempre se responde, para terminar antes y no preocupar: -que nada-, así hice para no perturbarte, pero sí pasaban cosas, tú lo advertiste, pero no era el momento de gritar en medio de los niños que se balanceaban sin penas en los columpios, qué podrían pensar de las personas mayores. Tenía los sentimientos revueltos y sin clasificar. Tu mano me dio tanta tranquilidad mientras me hablabas que empecé a sentir por ti tanto amor como el que transmitían las cartas, las cuales no quería escuchar, pero no podía ser cierto este afecto ¡no podía!, y no pude rechazarlo, necesitaba ternura y daban igual muchas cosas, avanzaba la conversación y algo más fuerte que mi corazón empezaba a latir en todas direcciones, me atemoricé, encima esa noche partías, no volvería a verte hasta: ¡tal vez Navidad! Tu abrazo, tierno por mi sufrimiento y largo por la despedida se me quedó tatuado para siempre. 
No supe qué hacer por la mañana ni por la noche ni en la semana que pasó, sin darme cuenta pasaron los años, sin darme cuenta.¿Qué hacer? ¿terminar perentoriamente con aquellas cartas?, ¿empezar con nuevas? Sentía el mismo querer por los dos, aunque miento, había sido más fuerte el abrazo, lo tenía en mi cerebro señalado, pasó algo más de una semana y el corazón me ardía como a los cinco minutos de su ausencia, así no podía vivir hasta Navidad. 
Antes de las fiestas hice un nuevo remitente, le conté todo lo que padecí con aquel sello en mi piel y todo lo que no supe decir con: nada (?). Al final mi mente se quedó satisfecha, no cupo una palabra de más, todo era tan sincero que lloré mientras escribía, conforme lo hice fui ordenando y clasificando mis sentimientos, simplemente una carta me acomodó internamente, pero cuánto lloré en ella... 
Todo lo ajustó el tiempo, jamás pensé que la amistad pudiera llevar algo más que amor y más que el sexo, no hubo nada más, sólo el amor a la verdad determinó esa unión. La verdad: lo que nos unió y lo que nunca separará a las personas. 
Te llamé Zahorí para siempre, por ver más allá de los ojos de las personas que sufren. 

Sol de lunares

Hacía calor aquella tarde de invierno, el sol entraba e inundaba todo el salón. Con la calefacción, el sol y el jersey azul sintió tanto sofoco que lo aprovechó para broncear su piel. 
Se miró como si fuera la primera vez que veía el lunar en su piel, lo tocó cerca de su pecho, y con suave tacto haciendo círculos sobre él, lo mimaba con su índice. El resto de la mano sujetaba voluptuosamente el pecho. Con movimientos concéntricos aumentaba su respiración y con ella el movimiento se hizo espiral interminable, ahora se dirigían a la pupila ciega de su seno, los círculos suspiraban. 
Sentía más calor que ella estando a la sombra y hojeando la fría sepia de los negocios y empleo. Perdía los renglones de lectura, los releía sin comprensión ninguna y me perdía mirándola, más de cinco veces repasé la columna de “Mercado Laboral ”sin entender el mensaje, sólo me preocupaba ella, qué estaría sintiendo por ese pequeño dedo, qué podía transmitirle esa mancha que siempre la tuvo en ese lugar. La situación era normal, me amaba y era recíproco, sintió curiosidad por el perdido lunar que había descubierto, pero ¡aquella mano...!, siendo suya pedía algo, parecía cerrar los ojos de emoción o desde mi posición al observar la efélide me lo parecía por su postura. Mis neuronas hacían más conexiones que nunca, enlaces erróneos en mi cabeza por la tupida tarde de sol, parecía un juego y no era reclamado en él. 
Me estremecí al mirarla, noté que sintió que la miraba fijamente, no supe cómo salir de la situación y fingí frío así que me invitó a hospedarme a su lado; colocó sus pies encima de mis piernas y se recostó de nuevo en el sofá con su piel cada vez más ardiente. Dejé de hojear la sepia, la tiré al suelo al impedir el sol en sus senos, me recosté y puse los pies en la mesa de cerezo antigua, sólo sentía el peso de sus pies y la piel del sofá, pronto me quedé durmiendo a su lado, mirándola como ella miraba su lunar, como si fuera la primera vez que la veía, éramos cómplices, me dormí. Una mano atrevida y unos labios mojados de sol me tocaban y cosquilleaban en dónde más ardía, me desperté o creí despertarme, aún no sé si fue un sueño o realidad; me gustan las tardes de sol cuando te emborrachan de calor... 

Bello

No hay belleza si no es percibida por unos ojos que sepan distinguir lo vulgar de lo callado. En la naturaleza se encuentra la belleza camuflada de mil formas, en ella todo es profundo y bello. El silencio de la nada que flota entre los árboles deja un rastro único e insuperable, silencio por todas partes, el silencio le grita al silencio para tener más, lo acurruca para que no se marche, sin él el paisaje pierde la armonía. El aire libre de pensamientos se levanta siempre fresco y limpio sólo para aquellos que son capaces de sentir un aura nueva todos los días. 
La tranquilidad de una Sierra que circunda todo el amor de una amistad, la hace más bella y natural. Hemos contemplado la belleza de lo natural y del amor del amigo. En el silencio la amistad es más necesaria, todo se escucha en secreto, la respiración cercana tiene su razón y más si la acompaña un inmediato suspiro que no cabe en el alma y se exhala al exterior mirando el infinito de un paisaje. 
Grito por lo natural cuando lleva encima fuertes lazos de amistad que te amarran para toda la vida. Declinarán los días y olvidaremos muchos recuerdos que se harán insignificantes, pero un tiempo de amistad compartido en un paisaje natural bañado por la belleza de todo cuanto somos y seremos, ¡eso!, eso no se puede olvidar... Tiempo de silencio roto por suspiros profundos que salen del alma por no saber qué decir ante el gran acontecimiento ¡cuánta belleza junta! Tiempo de luna llena, sentados en la roca que desprende aroma verde de pino nuevo. No me acostumbro a tus aires puros y limpios porque ya es exótico el aroma puro, lo original, lo inicial deja de serlo para ser llamado exótico, raro, cuando en un principio todo era así, lo raro es ver la naturaleza conservada, no chamuscada por la inconsciente mano. Lo natural forma parte del espectáculo de turistas, mientras reflexiono esto en silencio sentada en una piedra del camino, contemplando cómo comen los ciervos, pasa un tropel de ellos, que no saben dónde pasar las vacaciones, ruidosas mochilas, música en auriculares, verdaderamente a qué han venido, no los espantan, pero los ciervos perciben el ajetreo, los miran. 
Termina el sol su labor de hoy, mañana vendrá con más energía, el día ya está agotado, los animales se marchan para refugiarse mientras andan sus lomos se divisan tornados de carmesí esperando un nuevo día como yo.

Carta rosa

Mirando la planta que hay en mi patio inevitablemente he pensado en ti una vez más. Día a día sus flores crecen como mi sentimiento, de ella brotan flores moradas, morado, ¡qué color tan extraño, ni azul ni apasionado rojo, ni frío ni calor... ahora este color ya tiene una nueva historia, ya no es cualquier color, tú le has dado vida al único que en mi existencia cromática cuenta con tu leyenda, es la historia de la ternura la que te une a la naturaleza. Tu mejor regalo, pétalos violáceos prensados. Todo un lujo y a la vez un nuevo símbolo. 
Son las siete y media de la tarde, a lo lejos se oye una vieja campana tocando para que los fieles se acerquen a la oración, como el moecín llamaba a los suyos, es la misma sucesión de los hechos, nada ha variado, sólo la tecnología nos diferencia en el espacio... Tengo muchos sentimientos aún por clasificar y analizar, me gustaría hacer de ellos un esquema, pero son íntimos y necesitan algo más de atención: sensación de amor y odio, ilusión y desencanto... pero cómo pensar con este calor que todo lo desintegra y confunde, de dónde saldría un pensamiento digno de confianza. 
Me gustaría que estuvieras a mi lado para que me ayudaras con mis obsesiones, la única persona que los puede apartar y clasificar eres tú, encima es tu trabajo y sabes hacerlo. La lejanía me dista de pensar en otra cosa que no se aproxime a ti, mas luego te vas y vuelvo con otro nuevo problema... Me dio pudor confesarte mi grotesco afecto, pero es cierto, ahora no sé si cuando te llamo acudes por mi desesperación o por el cariño que reniegas expresarme o tal vez las dos ideas sean tu urgente regreso, sea como fuere tenemos las mismas ideas de las cosas y esto nos une. Al conocer mi ternura te agrandas y enorgulleces, mas no te aprovechas de esta debilidad como hacen los amantes crueles, por eso no insistimos, por eso queremos estar siempre cerca el uno del otro, meditando pienso que estar juntos sería peor que estar cerca, todo se vicia con el tiempo, en la distancia que nos separa no existe el tiempo por eso nada se puede dañar. Por este procedimiento conservamos nuestro prístino amor. Lo que no sabes, o tal vez no lo sepas sino que también lo sientas, cuando la fiebre sube y no tienes más remedio que desplomarte en tu Yo, ansío estar contigo y grito a Hefesto para que encienda su fragua y forje nuestros cuerpos en uno solo y permanecer eternamente hasta el infinito. 

Everet

Me quedé en la cama escribiendo mientras llegaba el sueño, con las piernas como si fueran el Everest para apoyarme te escribía, me adormecía, pero no cogía el sueño, nada se me ocurría, pensaba en ti, necesitaba ocupar mi mente en otra cosa que no fuera mi infortunio, por eso escribía, no había palabras que no llevaran carga de mi exánime alma, todas ellas las abandonaba y buscaba otras más alegres. Mientras pensaba qué poner, en mis ojos sobraban lágrimas, te contaba, en falso, que lo había superado... sólo para que vieras que era fuerte como tú. 
Esta situación era nueva y como le ocurren a las cosas recientes que con el tiempo se estropean la mía no lo haría, desgraciadamente la desdicha era crónica, como el amor que te guardaba en mi corazón, para siempre inalterable. Era Navidad, en mis planes estaba programado descansar, vivir sin prisas esos escasos días. Al segundo me desperté en unas sábanas gruesas y ásperas con una banda en mi lado izquierdo de azul en el que ponía, después de muchos lavados, Hospital Universitario... cambiaron mis planes sin saberlo, sin estar previsto hice otros de urgencia, como seguramente entré en aquel lugar. Se cerró la Navidad de un portazo, mi preocupación estaba en salir, me notaba con cansancio, eran días de fiesta, pero en casa ya no hubo alegría. 
Tras varios días de insomnio en aquel lugar salí, los gritos no me dejaron ni descansar ni dormir en todo el tiempo, no podía ser ¡todo dolor lo que sentía el paciente!, el dolor no duele tanto, y si lo hace llega un momento en el cual el cuerpo queda exhausto y muere un momento con el desmayo, tal vez pudiera ser desencanto o desilusión, esas aflicciones duelen y tardan más en curar, no desaparece con una pastilla cada ocho horas durante una semana. Ahora me tocaba a mí y todo lo que él gritó lo hice lágrimas. Pensé en un principio que su vesania le hacía gritar, me doy cuenta que no, que lo hacía en su momento, ahora no le encuentro sentido, no sé por qué lo hago, si es dolor lo que siento, si desencanto, si son... No sé cual es la causa, si lo hubiera hecho en su momento lo hubiera sabido, ahora son muchas y me ahogan el alma. No hay una única razón. ¿Quién es ahora el demente? 
Me acomodé en la cama y dejé pasar otro día el proyecto de tu carta, apagué la luz y sin pluma en mano continuaba a oscuras escribiendo la carta más triste del mundo, no había papel, sólo un folio negro de ojos cerrados en el que escribía, a golpe de sollozos, mensajes. Era fácil redactar una amargada carta, salían con fluidez las expresiones, lo contrario era más difícil, intentar con la infelicidad hacer una andrómina carta. 
No sé para qué desperté al día siguiente, tampoco estarías, algo iba incrustándome más pena sin tu existencia y esto me dolía más que mi crónica vida restante, mi vida estaba escrita por Melpómene y yo sería su fiel marioneta...

lunes, 22 de junio de 2015

Antes del Amor

Dedico este libro a mis padres: 
Francisca Delgado y Juan Mures, 
a mis hermanas y hermanos, 
por su apoyo y todo lo   demás.
  



“Todo el mundo siente. Sólo a algunos seres les es dado el guardar, como un tesoro, la memoria viva de lo que han sentido. Yo creo que éstos son los poetas. Es más, creo que únicamente por eso lo son.”
  

Gustavo Adolfo Bécquer



PREÁMBULO



Me pregunto muchas veces qué es lo que me hace escribir, no sé darle respuesta a esta pregunta ni a otras que me planteo, quizás esté más cerca de la opinión de Johann Wolfgang von Goethe: “Y así tomé ese rumbo, del que ya no podría apartarme a lo largo de mi vida, que consistía en transformar cuanto me alegraba o apenaba o cuanto de algún modo embargaba mi ánimo, en un poema... y decidí por mí mismo sobre él, tanto para exponer mis ideas sobre cuanto me rodeaba, como de esta manera tranquilizar mi espíritu.”En sus memorias, en la primera parte de “Poesía y Verdad”confiesa que en sus años estudiantiles en Leipzig y los que pasó convalescente en Frankfurt, sintió la necesidad de liberarse de las constantes obsesiones a través de su pluma. Tal vez escriba por las mismas circunstancias que él.
De la misma manera que el fotógrafo capta una imagen y la congela para siempre en esa pequeña película, yo hago lo mismo, pero mi película es un papel, ¿cómo no ponerle palabras a situaciones que te transmiten sentimientos? La ventaja de escribir es que puedes hacer un collage de emociones, escribo lo que siento, lo que me imagino y gustaría, lo que nunca vendrá, lo que vas encontrando y perdiendo, en definitiva, todo aquello que del exterior se incrusta en mí. Lo puedo cambiar de género y de número, lo puedo poner en activa para resaltar al sujeto o en pasiva; recorto esta emoción y la pego allí en aquel atardecer, o para este paisaje invento una ternura y hago una composición de afectos, en realidad así escribo, sin saber si lo hago bien o mal, vosotros diréis... Sólo necesito sentir, que te hablen de emociones: amor, odio, celos, rabia, un abrazo, una mirada, un olor, un gesto como el que se marchen todos y sólo se quede la persona que más me importa.


La autora

Átame

Yo la abrazo , y mi alma todavía la desea
¿Puede existir tal vez
mayor proximidad que en el abrazo?

Ibn Ar-Rumi

Átame a tu cuerpo
con la fuerza de tus manos
y olvídame tu inexistencia.
Mi corazón
sólo en él palpita,
a tu lado el pulso
encuentra dos caminos.

Descorcha otra botella
para regarnos
del fruto de la vid
y apagar esta pulsión.
Seamos la raíz
que busca la nada
ahondando en lo oculto.

Mnemosine

Devuélveme todo el amor
que retuve ese instante
¡Oh divina Mnemosine !
Dame su sicalíptica carne
entre mis dedos,
si sentirlo no puedo
guíame a su erótica memoria.

Tu presencia

En cada gesto
de tu presencia desnuda
robas mi suspiro,
dilatando las pupilas ciegas
que brotan de mis senos.

Yo, sensible de tu presencia
me vierto sobre ti
formando una silueta.
Sin palabras precisas
nacieron sentimientos llenos
que nos envuelven y atan,
sólo el amor del silencio
nos guía esta noche.

No dijimos nada
al oír el grito
de tu cuerpo y el mío.
Callamos...
Gritos mudos surgidos
que cubrimos sin prisa
entre sábanas de seda.

Otoño

Días de otoño,
hojas caídas que se mueven
golondrinas del recuerdo
y triste pisar hasta verte de nuevo.

Seré el aire que levante
las hojas y te busque,
miraré en los árboles,
en cada paso miraré.
Te despido y me abandono
al mismo tiempo,
siempre vendrá una primavera
pero desconocemos las veces.

Ven y préstame como un juguete
tu amor.
Ven y en simbólico juego
te amaré por mi cuerpo.
Ven antes que el girasol florezca.
Ven antes que me muera para siempre.
Hay días de otoño..

Calendario

No miraba si la luna
estaba llena o vacía
si era cualquier onomástica
de nombre insignificante
ni los días hasta el sábado
ni leía la publicidad
sólo contaba los días
para medirte con mis besos.

Abril

Todas las noches besaba mi foto
y la guardaba en el cajón,
todas las noches me amaba en secreto
desde sus labios al cajón.

Un día cerré los ojos
besé la foto
al abrirlos
vi que no era yo.

Qué es...

Te necesito y no sé
es amor, es pasión, es querer
¡ son tantas cosas !

Es una mirada que late
es un beso, una caricia
¡ son tantas cosas !

Es una frágil desnudez
es el cuerpo que respiro
¡ son tantas cosas !

Es un baile go-go 
es un moldeado de dos cuerpos
¡ son tantas cosas !

Son dos cuerpos amados
apasionados, queridos
¡ es una sola cosa !

Arrabales

Para qué ver subir la luna
en las noches de verano.
Para qué escuchar
el último grillo
rojizo de la aurora.

Para qué pensar
en la voluptuosidad febril
de los arrabales lujuriosos
que nos envolvían.

Derrochamos la semilla de Onam
y me punza la belleza
en tu lánguido recuerdo,
mientras tocan lágrimas
en mi arpa desnuda.

Un día cualquiera

Tranquila es el alma
que no espera nada,
inquieto es el niño
que juega haciendo daño,
torpe es la mano
que no sabe lo que toca;
y alegre es el resplandor
de la luz en tu boca.

Inquieta soy yo
cuando te miro tranquila,
y torpe es mi mano
cuando busca tu cuerpo
apretado, en la noche
de un día cualquiera.

Para verte

Dijiste no temas y me asusté
era el último adiós.
Si verte quiero
he de cerrar mis ojos.
Si abrazarte deseo
debo más fuerte.
Me cegaría para tenerte
y sentirte como ayer
tus manos, tus labios
tus silenciosas palabras
de genio limado.

¡ Ay! Y saber que para verte
he de vivir en la oscuridad.

Como en Abril

 Impulsos agotadores
en la mañana de abril
-qué ilusiones, qué entereza -
¡ cuán imposible vivir sin ti !

Pecado sobre pecado
navegando sobre ti
- qué dulce agonía
cuando estás en mí -.

Fuego que arde en nosotros
toda la noche de abril.
Vientre en tus ojos
anhelándolo todo
y sólo en tus ojos
para ser feliz.

Cae la noche
y muchas estaciones
y aún vivo como en abril.

Irreconocible

Que no conozco el tiempo
cuando se viste de amor
nada es guerra
nada es rencor.

Que no conozco más dicha
que ahora tú y yo
todo es belleza
todo es color.

Que no conozco tu cuerpo
preparado para el amor,
          nada está prohibido
todo es creación.

Baobag

Dime tiernas palabras al oído
en la capa azul de la noche
y las escucharé ansiosa
sobre la hierba tibia.

Háblame de amor
por la orilla de mi cuerpo
acomodado bajo el baobag
en la tranquila soledad
y contempla el perfume del aire.

Regalos de juventud

Me diste el mayor regalo
que existe en el mundo,
envolverme con tu placer,
poco a poco te quité la ropa
y amé tu juventud voluptuosa.

Pensamiento

Ojalá estuvieras
pensando en mí,
y proyectar mi recuerdo
en la pizarra de tu oscura mente.

Y si así fuera,
tomaría la virgen tiza
para crear situaciones,
podría ofrecerte un beso
          podría dibujar un corazón
podría dejar un te quiero
           o colorear el futuro imaginario.

Y si así fuera,
tomaría la pizarra
adentrándola en lo oscuro
donde nadie la pudiera
borrar jamás.
Ojalá estuvieras
pensando en mí,
ojalá así fuera...

Comencemos

Caricia primera
que viene  a mi  cuerpo
y se  pierde
como duendes de acero.
Cansémonos  los  dos
de  este  primer  momento
agotando  mi  vivir
comenzando  de  nuevo.

Quema

Quema el amor
en la noche oscura
cuando la boca derrota
el cuerpo frágil yaciente.
El baile del fuego
alegra los encantos marchitos
y el amor yace en el ritmo del fuego.

La carne viva
se alegra del encanto,
¡ carne viva del placer alegre !
de la carne que arde
de la leña que escuece
de la pena que queda
cuando todo se desvanece.

Mientras aguanta el encanto
la leña no envejece.
Una flauta se acerca
y pinta un tiempo;
una antorcha, una corona:
¡ un canto de Himeneo !

Recuerda este canto
y aquel momento,
entonces hubo alegría
entonces hubo acoplamiento.
Termina el canto
y queda la nada
que antes fue todo
en la noche olvidada.

Se evaporó deprisa
la combustión de los cuerpos
y el alma de la leña agotada
afirma la subordinación del cuerpo.

Este ansia de estar en ti,
del impulso que llevas dentro
me visten de catexia libidinal
y aún deseo estar dentro.
Quema el amor
en la aurora rosácea.

Tus labios

La verdad te duele
en lo más hondo de ti
sácala, no seas tonta
y deja de fingir.

Tus labios resisten
y te parecen oprimir
porque cada vez
que lo miras
se lo quieres decir.

Corazón en tu boca
si te veo de perfil
si tus labios son corazón
¡ para de mentir !

Si luego servís al amor
¿ por qué ahora lo encubrís ?
labios que luego besan
y ahora no se pueden abrir
para decir una palabra
que os una a él y a ti. 

Los labios ardorosos
te dejan de encubrir
y por primera vez
lo pude oír,
que todo tu sufrimiento
y todo tu dolor
cupo en una palabra
que fue Amor.

En el brocal

De las tejas
corría el agua al jazmín,
el balde y la roldana,
brillaban con la luna.

Cada gota rompía
la magia plateada
del interior.
Apoyado en el brocal
rasgaron mi camisa
y yo su rojo vestido.
La tormenta comenzaba,
sin truenos ni rencor.