lunes, 22 de junio de 2015

Quema

Quema el amor
en la noche oscura
cuando la boca derrota
el cuerpo frágil yaciente.
El baile del fuego
alegra los encantos marchitos
y el amor yace en el ritmo del fuego.

La carne viva
se alegra del encanto,
¡ carne viva del placer alegre !
de la carne que arde
de la leña que escuece
de la pena que queda
cuando todo se desvanece.

Mientras aguanta el encanto
la leña no envejece.
Una flauta se acerca
y pinta un tiempo;
una antorcha, una corona:
¡ un canto de Himeneo !

Recuerda este canto
y aquel momento,
entonces hubo alegría
entonces hubo acoplamiento.
Termina el canto
y queda la nada
que antes fue todo
en la noche olvidada.

Se evaporó deprisa
la combustión de los cuerpos
y el alma de la leña agotada
afirma la subordinación del cuerpo.

Este ansia de estar en ti,
del impulso que llevas dentro
me visten de catexia libidinal
y aún deseo estar dentro.
Quema el amor
en la aurora rosácea.