jueves, 23 de julio de 2015

Amar y olvidar

Pasamos momentos tan agradables que no queremos recordarlos para que no nos hagan daño. Queremos amar y olvidar, dar cada uno su corazón a su forma, pero amar y olvidar no es posible cuando se ama de verdad. Cada momento está cargado de algo mágico, es único porque contiene algo distinto al pasado. 
Soy un soplo de aire que no sabe dónde va, me dejo caer como la hoja muerta del otoño, sin medir distancias y sin amortiguar la caída, pero lo importante es desprenderse por un momento de la rama, ser hoja libre. 
Quisiera saber controlar mis sentimientos, pero no puedo, se resisten a mí, poseen la energía del amante delirante, ¡son tan fuertes e indomables! 
Qué poeta dijo que el placer es corto, “ cuán presto se va el placer...” el placer que nos rodea a veces es tan simple como un aire suave que nos acaricia y nos roza sin frío ni calor. Las charlas son muchas, las miradas escasean, las tibias caricias nos derriten para prolongar el momento fértil. 
Siempre ha sido ley de vida que lo escaso siempre superó a lo abundante, un encuentro inesperado donde nada está previsto con la persona a quién deseas es más excitante que pasar horas muertas en una compañía que poco a poco se va envileciendo, prolongar lo que no se puede es vicio. 
Desde hoy cambiaré mi mirada, la dirigiré a todo aquello que dure poco o bien sea escaso, porque, en realidad, lo que verdaderamente vale es lo que no cuesta, una compañía, una visita, una carta o un poema en su justo momento para dar ánimos, de esta forma, centrándonos en lo que dura apenas no más de un chasquido conseguimos más gozo y menos pérdida de tiempo. 
El recuerdo de una noche me inunda desde hace años, es la reminiscencia de una mano leve y torpe en tocar mi cuerpo, mi índice en sus labios impidió aquel beso que no llegó, pero que sin darlo ya contaba con él.